Escultura

Cayo, Hermógenes

Jujuy
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Nació en Miraflores de la Candelaria, departamento Cochinoca, provincia de Jujuy en 1901 y falleció en la misma ciudad el 21 de abril de 1967. Vivió siempre en su aldea natal de la Puna jujeña cerca de Abra Pampa, camino a La Quiaca, pintando retratos de Cristo con témperas sobre papel, tejía mantas con lana de oveja y tallaba imágenes religiosas en madera de cardón. Nunca fue a una escuela de arte, improvisó pinceles con ramitas y trabajó con lo que tenía a mano: latas de nafta, pintura, almanaques, cajas de zapatillas. Hoy los coleccionistas europeos buscan sus obras y la Escuela de Bellas Artes de Jujuy lleva su nombre. Setenta piezas de este notable santero y telero jujeño, restauradas con subsidios de la Fundación Antorchas y del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se exhibieron en el Museo de Arte Popular José Hernández. Hermógenes era un artista que sorprendía por sus técnicas y su sensibilidad en la paleta de colores que elegía y por la calidad estética de sus obras. Logró esa calidad trabajando en la Puna, aislado, con materiales precarios. En los años 1940 hizo su único viaje a Buenos Aires para conocer la Basílica de Luján, fuente de inspiración para el oratorio, su capilla personal que luego construyó en Miraflores de la Candelaria. Hombre devoto, manifestaba esa devoción en sus obras, que se pueden encontrar en distintos sitios de la región, desde Casabindo a Jujuy.